martes, 20 de mayo de 2014

Mensaje a mis estudiantes

Estimados muchachos, el proceso de formación tiene diversas etapas y bifurcaciones; nada está dado en la academia, hay que construirlo, lacerarlo, darle forma y utilidad. Los que vivimos la academia con vocación (desde 1991, he trabajado continuamente en la academia), nos integramos a un proceso pedagógico crítico, reflexivo, de acción y reacción. Ya las clases de aula han quedado obsoletas ante la dinámica social, por ello es necesario complementarlas, orientarlas en el marco de una serie de tareas (blog, páginas web, entre otras) que permitan ampliar las posibilidades de aprendizaje pertinente, consistente y duradero. Un aprendizaje que augure habilidades y destrezas, pero sobre todo que les enseñe a ser mejores seres humanos.









La academia no es muy fiel a quienes tenemos vocación; tiende a estar invadida de egolatrías, envidias y caprichos; cada docente se observa a sí mismo en una isla con tesoros propios que está renuente de compartir; esa no debe ser la referencia que ustedes se lleven, deben ser más cooperativos, inherentes a valores de solidaridad y respeto. Deben estar atentos a la posición de quienes buscan dialogar, crecer, construir. El papel fundamental de un docente es servir y el de un estudiante, aprovechar ese servicio con disciplina y estudio, por supuesto teniendo hacia sus profesores ese afecto que pareciera ser expresado con mezquindad porque no termina de ser expresivo y sincero. Es necesario rescatar el vínculo profesor-discípulo, y es necesario articular un diálogo directo en el que el estudiante forme parte del proceso formativo y tenga a bien aportar ideas e información que enriquezcan el trabajo en el aula y en los espacios de convivencia académica.

Queridos estudiantes es tiempo de proyectar una imagen que vaya más allá del tiempo y las circunstancias; que se convoque el rescate de un espíritu de transformación genuino, donde  el estudio, la investigación y la extensión, sean los pilares del proceso formativo de los próximos años. Les invito a unirse a esa tarea y a entender que el único camino para el desarrollo de nuestro pueblo es la Educación y el Trabajo, no existe otra vía para ser exitosos y genuinos en el aporte que cada uno debe hacer a la Patria.


Estas líneas son para generar en ustedes reflexión, consciencia, responsabilidad y pertenencia con cada una de las fibras humanas, intelectuales, materiales y  culturales, que conforman el constructo del estudiante moderno en tiempos de hipermodernidad. Aspiro ver acciones no buenas intenciones.

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