martes, 1 de abril de 2014
El lenguaje según algunos pensadores
Lenguaje según Skinner
La propuesta de adquisición y desarrollo del lenguaje desde la perspectiva conductista se plantea en libro de Skinner “El comportamiento verbal”. Se trata de un modelo de aprendizaje operante, con tres componentes básicos: estímulo discriminativo, respuesta y reforzador. Para los conductistas el
lenguaje se adquiere como cualquier otra conducta, siguiendo dos principios: a) Control de las condiciones del ambiente y la crianza (papel de los padres como modelos del lenguaje) y b) Refuerzo de las conductas de aproximación al lenguaje adulto.
Componentes: a) Mands (peticiones) como formas pri mitivas del lenguaje “agua”, “quiero”; b) Tacts (contacto) como formas verbales desencadenadas por el contacto con los estímulos del medio “Museo del Prado”, “Manzana roja”, se refuerzan a medida que los oyentes emiten las respuestas adecuadas, c)Comportamiento intraverbal, o cadenas de palabras con sentido.
Lenguaje según Chomsky
Chomsky defiende el innatismo, el racionalismo y los universales lingüísticos. Distinciones entre competencia y actuación. La competencia es el conocimiento que se tiene del lenguaje, aunque uno no siempre sea consciente de dicho conocimiento. La actuación es el uso del lenguaje en situaciones concretas, no siempre es un reflejo de la competencia. Por su parte, la Gramática generativa, es para este autor un conjunto de reglas para producir o generar todas las oraciones gramaticales posibles.
Lenguaje según Lennenberg
Lennenberg en su libro “Bases biológicas de la len gua” propone la tesis del origen biológico del lenguaje. Según esta tesis, las capacidades cognitivas se desarrollan espontáneamente a lo largo de la maduración del organismo. Argumentos a favor: a) Regularidad del desarrollo del lenguaje, b) Las personas con retardo severo supera la capacidad lingüística de los orangutanes, c) lenguaje y desarrollo motor correlacionan bien, un índice de la fuerza biológica, d) Especialización hemisférica del lenguaje observable desde el nacimiento, e) Los esquemas básicos del lenguaje son desencadenados por estímulos sociales, pero no son
aprendidos (Para un conocimiento de las relaciones entre edad, desarrollo motor y desarrollo lingüístico estudiar la tabla de la página 397 del libro “Cognición y Aprendizaje”),
Teoría de la relatividad lingüística
Tesis de Sapir y Whorf: el lenguaje que usamos afecta nuestra manera de pensar (“nieve” y los esquimales; “camello” y árabes). Argumento en contra del relativismo lingüístico, el peso de los procesos fisiológicos en la percepción de los colores focales. Por su parte, la Tesis de Bernstein, expresa que el lenguaje que usan los niños está determinado por ambiente social en que viven. Distingue dos tipos de códigos, el
restringido y el elaborado. El elaborado fomenta niveles superiores de pensamiento, mientras que el restringido expresa significados particulares.
La Tesis de Vygotski, dice que el lenguaje y pensamiento tienen un origen separado.El pensamiento se desarrolla porque necesita resolver problemas,mientras que el lenguaje se desarrolla porque necesita comunicarse con los demás y también necesita mantener la huella del pensamiento interna.
Estructuras del lenguaje
Cada unidad léxica consta de cuatro componentes:
– Fonético, estudia los sonidos articulados del habla (estructura física, producción, transformación, recepción y clasificación). La unidad básica es el fonema (imagen mental del so
nido). El fonema es inmaterial (lo que queremos decir) y el sonido es lo que pronunciamos, es la materialización del fonema. Los sonidos varían en función del punto de articulación, el modo de
articulación y la vibración de las cuerdas vocales;
– Sintáctico, es la gramática de un idioma que nos capacita para producir afirmaciones que serán entendidas. Después de que un hablante o escribiente decide qué es lo que quiere decir, elige
una determinada estructura gramatical que permitirá expresar el mensaje. En la construcción de la sintaxis hay que tomar en cuenta dos cosas: el tipo de oración (activa, pasiva, etc) y la colocación de las palabras que servirán de nexo de unión;
-Semántico, contiene las características que son relevantes para el significado de las palabras. Cada palabra tiene significante +significado (monosemia, polisemia, sinonimia, antonimia,hominimia, etc.); y
– Pragmática, es el estudio de los significados tal y como se ven influenciados por el contexto social y cultural o por el empleo del lenguaje con intenciones particulares. Los lingüistas modernos
dicen que la gramática de un idioma no es suficiente, hay que incluir el componente de la pragmática. La manera de comprender un discurso es ponerlo en el contexto social apropiado.Comprender el significado de un discurso es algo más que la suma de los significados.
El concepto de lenguaje
El término lenguaje es ambiguo y polisémico, pese a su uso frecuente. Remite a una función que puede ser analizada desde diversos puntos de vista. Dentro del ámbito de la psicología científica, el estudio del lenguaje puede ser considerado un cometido importante en tanto el lenguaje forma parte del diseño genético de nuestra especie y contiene rasgos y propiedades que nos acercan y diferencian a su vez de otras especies. Su estudio puede ser abordado desde la biología, la lingüística, la semiótica, las ciencias médicas, la filosofía, etc. Las propiedades y rasgos que permiten caracterizar científicamente al lenguaje humano (frente a otros sistemas de comunicación) parten de distinciones como designarlo un “sistema de signos” (naturales o artificiales), una “facultad” específicamente humana, un producto particular (es decir, una lengua concreta) o una gramática universal, un modo de utilización de la lengua, como también, el acto individual de uso de la lengua. En general, algunas de las definiciones de las que ha sido objeto el lenguaje son las siguientes:
- “Por lenguaje se entiende un sistema de códigos con la ayuda de los cuales se designan los objetos del mundo exterior, sus acciones, cualidades y relaciones entre los mismos”(A. Luria, 1977)
- “El lenguaje es un hábito manipulatorio” (J. B. Watson, 1924)
- “Un lenguaje es un conjunto finito o infinito de oraciones, cada una de ellas de longitud finita y construida a partir de un conjunto finito de elementos” (N. Chomsky, 1975)
- “El lenguaje es un sistema de comunicación biológico especializado en la transmisión de información significativa ínter e intraindividualmente, a través de signos lingüísticos” (A. Paivio e I. Begg, 1981)
- “Lenguaje es la instancia o facultad que se invoca para explicar que todos los hombres hablan entre sí” (J. P. Bronckart, 1977)
- “Se habla de lenguaje siempre que hay una pluralidad de signos de la misma naturaleza cuya función primaria s la comunicación entre organismos. ( J. Hierro, 1986)
- “Lenguaje: conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente (fig.): conjunto de señales que dan a entender una cosa” (Diccionario de la Lengua Española, 1984)
- “El lenguaje es un subconjunto de procesos en el conjunto de procedimientos disponibles para algunos organismos –por ejemplo, los humanos- en su intento de adaptación a su entorno psíquico y social” (J. Santacruz, 1987)
En principio, realizaremos un comentario acerca de las tres cualidades o componentes de definición más comunes: la dimensión estructural (referida al “cómo es?” el sistema lingüístico en sí mismo), la dimensión comportamental ( que da cuenta del “cómo” se utiliza el lenguaje, i.e. en la emisión y recepción de mensajes comunicativos) y la dimensión funcional (da cuenta del “para qué” le sirve el lenguaje a los usuarios).
La dimensión estructural
El lenguaje presupone por definición ser interpretado como un sistema de elementos (signos, señales o símbolos) que remiten a aspectos u objetos de la realidad distintos a ellos mismos (es decir, que representa). Hablar de lenguaje implica siempre hablar de un conjunto de signos, que pueden ser descritos individualmente y al mismo tiempo, pueden ser descritos en tanto forman parte de un sistema con organización interna, es decir, respecto a las condiciones en que pueden o no ser combinados sin perder la capacidad de significar.
Así puede ser objeto de descripciones semánticas, pero también sintácticas y pragmáticas. Por medio de estos tres niveles de descripción se analizan las lenguas en tanto códigos, como un conjuntos estructurados de signos y de condiciones formales de combinación que hacen posible su capacidad de representar cosas diferentes a sí mismos.
Fuente: http://es.shvoong.com/social-sciences/1917720-el-concepto-lenguaje/#ixzz2xfwt1AFt
Al ser el lenguaje un sistema que permite establecer correspondencias entre significantes y significados, es un objeto teórico que opera como mediador entre dos fenómenos lógica y conceptualmente diferentes. No es, sin embargo, la suma de los signos individuales que lo componen, ni algo observable en sí mismo. Es una noción abstracta que nos permite dar cuenta de las relaciones y correspondencias que regularmente se observan entre cierta clase de fenómenos, los cuales sí son observables directa o indirectamente. En ese sentido, el lenguaje puede ser interpretado como un objeto derivado de la observación de cierto tipo de fenómenos pero nunca como un objeto físicamente real. Que un organismo vivo posea y utilice un lenguaje no significa que tenga un atributo físico, sino que posee la capacidad para establecer correspondencias o relaciones entre dominios o fenómenos cualitativamente distintos, que sin la mediación del lenguaje se relacionarían entre sí de otra manera o no se relacionarían en absoluto.
Ortografía 2010
La Ortografía de la lengua española (2010), última de las ortografías académicas publicadas, tiene como objetivo describir el sistema ortográfico de la lengua española y realizar una exposición pormenorizada de las normas que rigen hoy la correcta escritura del español.
Las características principales de esta edición, que explican su mayor volumen con respecto a la de 1999, son las siguientes:
• Describe de forma exhaustiva el sistema ortográfico de la lengua española, realizando una exposición pormenorizada de las normas que regulan el uso de sus diversos constituyentes. La descripción aborda todos los aspectos del sistema, y no solo aquellos que son fuente de dudas o vacilaciones ortográficas. Su minuciosidad descriptiva y su explicitud permiten resolver numerosos problemas concretos de escritura.
• Se trata de una ortografía razonada, que no se limita a dar cuenta de las normas que regulan el uso correcto de los diversos signos y recursos gráficos con que cuenta el español para su representación escrita, sino que expone, además, los fundamentos que justifican dichas normas.
• Incluye amplia información de carácter histórico, que permite comprender el porqué de muchos de los rasgos característicos de nuestro sistema gráfico y da cuenta del origen y evolución de sus principales constituyentes (las letras del abecedario, su forma mayúscula y minúscula, la tilde, los signos de puntuación, las abreviaciones gráficas, etc.).
• Incorpora nuevos contenidos hasta esta edición ausentes de la ortografía académica, como los relativos a los problemas de unión y separación de elementos en la escritura (compuestos, palabras o expresiones prefijadas, secuencias que pueden escribirse en una o varias palabras, bien con el mismo sentido, bien con sentidos diversos, etc.). También amplía el tratamiento de temas como la ortografía de las voces o expresiones procedentes de otras lenguas o de los nombres propios.
Respondiendo a su propósito didáctico y divulgativo, en el cuerpo de la obra se conjugan tres niveles de información: el texto base, que describe el sistema ortográfico, explica sus fundamentos y explicita sus normas; la información adicional, que ofrece aclaraciones terminológicas o ampliaciones históricas o teóricas sobre aspectos de la exposición general, y las advertencias, notas generalmente de carácter normativo, que aclaran dudas y corrigen errores frecuentes.
La Ortografía de la lengua española se presentó oficialmente el 17 de diciembre de 2010, bajo la presidencia de los príncipes de Asturias, en una sesión conjunta del pleno de la Real Academia Española (RAE) y de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa, 2010.
Comunicación y lenguaje
Por: Dr. D. Ángel Cano (UCLM,2006)
La comunicación humana y el
lenguaje, como parte de la misma, constituyen un fenómeno de enorme
complejidad, tai como se puede observar si tenemos en cuenta las distintas
disciplinas que se encargan de su estudio y análisis, tales como la Anatomía,
la Fisiología, la Neurología, la Psicolingüística, la Filología, la Psicología,
la Logopedia, etc.
Además, dentro de estas
disciplinas es posible, asimismo, encontrarnos con perspectivas
teóricas y prácticas muy diferentes, tal como ocurre en la Psicolingüística,
donde podemos ver modelos explicativos del lenguaje tan diferentes como son los
que nos ofrecen el conductismo y la Psicolingüística generativa de Chomsky,
por señalar uno de los ejemplos antagónicos más conocidos.
Otra perspectiva distinta sobre
el lenguaje y su relación con el desarrollo cognitivo del ser humano nos la
ofrece Vygotski. Para este autor la función primaria del lenguaje es la
comunicación, el intercambio social, constituyendo un instrumento
regulador y controlador de los intercambios comunicativos. Aunque este autor
destaca la comunicación como la función principal del lenguaje, también señala
otra serie de funciones básicas del mismo. Así, a partir de la interacción
social y del lenguaje el ser humano desarrolla las funciones psicológicas
superiores; en una primera instancia de forma inter psicológica, para
posteriormente, después del correspondiente proceso de reflexión, de una forma
intra psicológica, asentando y profundizando el desarrollo de dichas funciones.
Todo esto lo explica a partir de su conocida "Ley de la doble formación de
los procesos psicológicos superiores".
Desde el modelo explicativo
de Vygotski se desprenden la interacción entre lenguaje y pensamiento, siendo fundamental
la interacción social y, dentro de ella, la comunicación por medio del
lenguaje para el desarrollo cognitivo del sujeto.
A mediados de la década de
1970 surgió una nueva perspectiva en el estudio del lenguaje, teniendo amplia
repercusión posterior. Dicha orientación, que partió tanto desde la Filosofía
del lenguaje como desde la Lingüística, acentuaba los aspectos comunicativos
del lenguaje. Éste era considerado como un instrumento privilegiado para la
regulación y el control de los intercambios sociales. Así, según este modelo
explicativo, las descripciones lingüísticas no pueden limitarse a analizar el
sistema independientemente de los sujetos concretos que lo usan y del contexto
en el que lo hacen. Aprender a hablar implica el conocimiento de reglas
fonológicas, sintácticas y semánticas, pero también supone el conocimiento
sobre cómo usarlas. De esta forma, la pragmática se incorporó a las
investigaciones sobre el lenguaje.
Esta perspectiva destaca que
si el lenguaje es comunicación, su uso comporta una determinada intención.
Aprender a hablar supone también aprender a anunciar la intención y aprender a
compartir un tema con un interlocutor y comentar sobre él. Desde este modelo se
destacan los aspectos instrumentales del lenguaje, de tal manera que aunque se
conozcan bien las reglas de funcionamiento del mismo, si no se sabe cómo se
utilizan, resulta prácticamente imposible su uso. Es decir, este modelo
explicativo añade a los prerrequisitos cognitivos, los prerrequisitos comunicativos.
De ahí la importancia que para el desarrollo del lenguaje tiene el entorno
social que rodea al niño. El componente pragmático del sistema lingüístico
analiza el lenguaje en su ámbito contextual, referencia fundamental para
entender su funcionamiento, adquisición y desarrollo.Otros autores definen la comunicación como la
capacidad de realizar conductas intencionadas y significativas, capaces de
interactuar con otras ajenas (Serón y Aguilar, 1992). Para estos autores, un
acto comunicativo es cualquier acción dirigida a un receptor y que éste pueda
interpretar y actuar en consecuencia.
La capacidad de comunicación
no es exclusiva de los seres humanos, ya que también se ha comprobado que
existe comunicación entre los animales, tanto a nivel de signos sonoros como
visuales, olfativos y táctiles, entre otros. Sin embargo, el lenguaje sí
constituye un aspecto característico y especifico del ser humano, además del
pensamiento conceptual, estando ambos estrechamente relacionados. En este
contexto podemos retomar el análisis que realizó Aristóteles, al destacar que
el hombre es el único animal que posee el lenguaje y con él, la razón.
La comunicación humana se
puede desarrollar a través de cualquiera de nuestros sentidos. El habla y el
lenguaje constituyen únicamente una parte de la comunicación. Existen otros
elementos en la comunicación que forma parte esencial de la misma: los
aspectos metalingüísticos, paralingüísticos y los no estrictamente lingüísticos
pueden provocar el cambio del significado de un mensaje; además de implicar la
intervención de elementos afectivos y/o emocionales que se expresan de las
formas más diversas. Sirvan como ejemplos los acentos en determinados lugares
de las palabras, determinadas entonaciones o pausas, los gestos corporales, las
expresiones faciales, la velocidad o intensidad de expresión, el contacto
visual, la repetición de ciertos gestos o expresiones, etc. No obstante, se
puede afirmar que el principal medio de comunicación humana es el verbal /
auditivo, es decir; el lenguaje.
El lenguaje tiene dos
fines básicos: por un lado, ser un medio de comunicación y, por otro
lado, servir de instrumento cognitivo, teniendo una relación estrecha con
el pensamiento (Gallardo y Gallego, 1995).
Si analizamos la literatura
sobre el tema, podemos observar que existen numerosas y diversas definiciones
sobre el lenguaje, una muestra más de la complejidad del mismo:
ü Rondal
(1991) lo define como una función compleja que permite expresar y percibir
estados afectivos, conceptos, ideas, a través de signos acústicos o gráficos.
ü Coseriu
(1964) destaca que el lenguaje está fundado en la asociación arbitraria de
un significado (contenido semántico) y un significante (imagen acústica). Esto
supone que para poder establecer la comunicación es preciso que hablante y
oyente acepten los mismos símbolos para los mismos objetos y que la combinación
de los mismos se efectúe según unas determinadas reglas; es decir, deben
aceptar una norma pre-establecida.
ü Crystal
(1983) subraya que para que la comunicación pueda producirse es necesaria
la existencia de un emisor, un receptor, un mensaje y un acuerdo entre los
interlocutores respecto a la utilización de un código. Según este autor, toda
actividad comunicativa conlleva los siguientes pasos o fases:
-Fuente de información: ser humano
-Proceso de codificación: elaboración del
mensaje
-Producción: publicidad de la señal
codifiicada
-Transmisión: envío de la señal
-Recepción: la señal es recibida
-Descodificación: desciframiento del mensaje
-Destino: descodificado el mensaje, se
registra su significado
Siguiendo este análisis, es
fundamental tener siempre presente que la comprensión del lenguaje como medio
de comunicación depende también del contexto determinado en el que se produzca,
ya que todo mensaje se produce en un entorno social concreto.
Tal como se señaló en la
introducción, una de las perspectivas más amplia y diversificada sobre el
lenguaje la podemos observar a partir de las aportaciones de la
Psicolingüística o Psicología del Lenguaje, ciencia que viene marcada por
las aportaciones de Noam Chomsky, quien revolucionó dicho campo de
estudio.
Según Chomsky, el lenguaje
constituye la línea de demarcación entre los seres humanos y el resto de
especies animales. Según este autor, la Lingüística tiene como objeto
establecer la descripción del lenguaje humano, entendido como una capacidad
exclusiva del ser humano, que permita posteriormente describir cada una de las
lenguas conocidas. El objetivo de esta disciplina científica, según Chomsky,
consiste en descubrir los aspectos comunes de las distintas lenguas o, sus
propios términos, los "universales lingüísticos".
Chomsky destacó dos nuevos
aspectos del lenguaje que forman parte de su planteamiento revolucionario: por
un lado, afirma que la capacidad humana para hablar esta genéticamente determinada.
La adquisición del lenguaje es simplemente un proceso de despliegue de
capacidades innatas, de modo que los niños aprenden a hablar de la misma forma
como a los peces les surgen las escamas o a los pájaros les crecen las alas. Y,
por otro lado, Chomsky relaciona los universales lingüísticos con la
sintaxis, de tal forma que las producciones lingüísticas que realiza un
hablante de una lengua concreta responden a su conocimiento sintáctico. Así,
para el estudio de la adquisición del lenguaje, desde esta perspectiva lo que
se trata es de descubrir el conocimiento sintáctico que subyace a las
producciones infantiles en cada momento del desarrollo.
No obstante, a partir
de las investigaciones posteriores, se ha constatado que el conocimiento que
tiene un hablante de su lengua no es exclusivamente sintáctico, sino también
semántico. Esto supuso la introducción del análisis del significado en los
estudios sobre la adquisición del lenguaje, al constatarse que en toda
producción lingüística hay una relación entre su forma y lo que significa. Es
decir, la forma en que se unen y ordenan las mismas palabras determina un
significado u otro. Así, por ejemplo, no es lo mismo decir "Ana escucha a María"
que "María escucha a Ana". Ello supone que para poder usar el
lenguaje debe existir previamente o a la vez un cierto conocimiento de la
realidad. En este contexto explicativo debemos hacer referencia a la
figura de Piaget, uno de los principales representantes de la perspectiva
que destaca los prerrequisitos cognitivos como condición para la aparición del
lenguaje. Para este autor, la posibilidad de emplear y combinar las palabras
responde a la aparición de una capacidad previa, lo que él denomina la "función simbólica".
Esta capacidad la va construyendo el niño a lo largo del estadio del desarrollo
cognitivo conocido como "estadio sensomotor', siguiendo la terminología de
este psicólogo.
Piaget, a diferencia de
Chomsky, no considera al lenguaje como el aspecto más específicamente humano;
sino que es la capacidad cognitiva general lo que diferencia a los humanos
de las demás especies animales, siendo el lenguaje una expresión de dicha
capacidad cognitiva. Para Piaget, el lenguaje es un sistema simbólico y, por
tanto, arbitrario. Para poder utilizarlo, el ser humano debe previamente
construir la capacidad para simbolizar. De todo ello es fácil deducir que para
este autor el estudio del desarrollo de la capacidad simbólica es anterior
al lenguaje.
Tanto para Chomsky como para
Piaget el lenguaje constituye un sistema para representar la realidad y,
por lo tanto, la explicación de su dominio por parte de los niños comporta
necesariamente la invocación de capacidades, bien innatas, bien construidas,
que permiten la representación, tal como señala Vila (1992).
Otra perspectiva distinta
sobre el lenguaje y su relación con el desarrollo cognitivo del ser humano nos
la ofrece Vygotski. Para este autor la función primaria del lenguaje es la
comunicación, el intercambio social, constituyendo un instrumento regulador y
controlador de los intercambios comunicativos. Aunque este autor destaca la
comunicación como la función principal del lenguaje, también señala otra serie
de funciones básicas del mismo. Así, a partir de la interacción
social y del lenguaje el ser humano desarrolla las funciones psicológicas
superiores; en una primera instancia de forma inter psicológica, para
posteriormente, después del correspondiente proceso de reflexión, de una forma
intra sicológica, asentando y profundizando el desarrollo de dichas funciones.
Todo esto lo explica a partir de su conocida “Ley de la doble formación de los procesos
psicológicos superiores”.
Desde
el modelo explicativo de Vygotski se desprenden la interacción entre
lenguaje y pensamiento, siendo fundamental la interacción social y, dentro
de ella, la comunicación por medio del lenguaje para el desarrollo cognitivo
del sujeto.
A mediados de la década de 1970 surgió
una nueva perspectiva en el estudio del lenguaje, teniendo amplia repercusión
posterior. Dicha orientación, que partió tanto desde la Filosofía del lenguaje
como desde la Lingüística, acentuaba los aspectos comunicativos del lenguaje.
Éste era considerado como un instrumento privilegiado para la regulación y el
control de los intercambios sociales. Así, según este modelo explicativo, las
descripciones lingüísticas no pueden limitarse a analizar el sistema
independientemente de los sujetos concretos que lo usan y del contexto en el
que lo hacen. Aprender a hablar implica el conocimiento de reglas fonológicas,
sintácticas y semánticas, pero también supone el conocimiento sobre cómo
usarlas. De esta forma, la pragmática se incorporó a las investigaciones sobre
el lenguaje.
Esta perspectiva destaca que
si el lenguaje es comunicación, su uso comporta una determinada intención.
Aprender a hablar supone también aprender a anunciar la intención y aprender a
compartir un tema con un interlocutor y comentar sobre él. Desde este modelo se
destacan los aspectos instrumentales del lenguaje, de tal manera que aunque se
conozcan bien las reglas de funcionamiento del mismo, si no se sabe cómo se
utilizan, resulta prácticamente imposible su uso. Es decir, este modelo
explicativo añade a los prerrequisitos cognitivos, los prerrequisitos
comunicativos. De ahí la importancia que para el desarrollo del lenguaje tiene
el entorno social que rodea al niño. El componente pragmático del sistema
lingüístico analiza el lenguaje en su ámbito contextual, referencia fundamental
para entender su funcionamiento, adquisición y desarrollo.
Funciones del lenguaje
La variedad de modelos
teóricos que explican el lenguaje, su funcionamiento, adquisición y desarrollo
deriva también en una gran diversidad de funciones, dependiendo del enfoque
teórico y del autor que sigamos. Veamos las aportaciones más representativas
relativas a este apartado del lenguaje:
Halliday (1983) distingue las siguientes
funciones:
Ø Función
instrumental. Satisfacción de necesidades.
Ø Función
reguladora. El lenguaje como elemento de control del comportamiento.
Ø Función
interactiva. Función social del lenguaje.
Ø Función
personal. Relativa a la concepción del lenguaje como un elemento de la propia
individualidad.
Ø Función
heurística. El lenguaje como instrumento de conocimiento de la realidad.
Ø Función
imaginativa. También conocida como función creativa: el lenguaje como
instrumento de recreación, más allá del entorno real.
Ø Función
informativa. El lenguaje como medio para el intercambio continúo de
información.
A todas estas funciones,
Jakobson (1972) añade la denominada "función metalingüística", que
consiste en volver sobre el propio uso del lenguaje para explicarlo con
referencia a un determinado código. Otra clasificación de las funciones del
lenguaje es la que nos ofrece Alós (1991):
a) Función emotiva. Hace referencia a la
comunicación primera, antes de que el sujeto sepa captar el significado. Actúa
como un elemento catártico o de control de la propia emotividad. Un ejemplo
representativo es la expresión de dolor o de satisfacción que experimenta el
bebé ante el tono de voz o ante la sonrisa de su madre o de cualquier otro
adulto.
b) Función lúdica. Hace referencia a los
inicios del lenguaje, vistos como un auténtico juego: la leo, ecolalia,
comienzo de la articulación de sonidos. Posteriormente esta función seguirá
perdurando, en forma de trabalenguas, adivinanzas, refranes, acertijos, etc.
También está relacionada con el control afectivo-emocional.
c) Función apelativa. Consiste en dar nombre
a las cosas. En las etapas iniciales se hace de una forma polivalente.
d) Función verbal. El lenguaje entendido como
expresión del pensamiento y como forma de relacionarse con el entorno físico y
social.
e) Función simbólica. Hace referencia a la
representación de la realidad mediante el propio lenguaje. De esta manera se
produce el paso de lo concreto a lo abstracto, permitiendo el establecimiento
de interacciones progresivamente más complejas.
f) Función estructural. El lenguaje sirve
también para dar forma a los diferentes contenidos mentales, así como para
organizar y estructurar el pensamiento.
g) Función socializadora. El lenguaje
constituye un instrumento básico para la inserción en los distintos entornos en
los que se desenvuelve el niño: familiar, escolar, social.
h) Función de hominización. A través del
lenguaje el ser humano puede realizarse como tal, distinguiéndose del resto de
especies animales.
i) Función metalingüística. El lenguaje como
medio para acceder a la meditación y a la reflexión. Constituye el nivel más
abstracto del desarrollo cognitivo.
j) Función reguladora de la acción. A partir
del lenguaje interior el ser humano puede dar solución a los diferentes
problemas con los que se enfrenta en su vida diaria.
Por último, recordemos que Vygotski
(1977) destaca como función primaria del lenguaje la comunicación, si bien
también menciona que no es la única. Así, llega a señalar la función reguladora
y de control de los intercambios comunicativos y de la propia conducta.
Dimensiones y componentes del lenguaje
Para realizar el análisis de
los distintos elementos que componen el lenguaje vamos a distinguir entre las
siguientes dimensiones del lenguaje: forma, contenido y uso, que nos van a
permitir describir los componentes del lenguaje, tal como señalan Gallardo y
Gallego (1995). Atendiendo a la forma del lenguaje, que podemos
distinguir son los siguientes componentes:
a)
Fonología y Fonética. La definición de
Fonología parte de la oposición entre lengua habla, así como del concepto de
signo lingüístico de Saussure (1973). Mientras que el habla es una realización
física, la lengua son realizaciones abstractas de valor supra individual. La
ciencia que estudia los sonidos (realizaciones físicas) es la Fonética;
mientras que la ciencia que estudia la forma y organización del significante es
la Fonología. La Fonética analiza los sonidos y la Fonología analiza
los fonemas, que son abstracciones.
b) Sintaxis. Según
Hernanz y Brucart (1987), la función principal de la sintaxis consiste en combinar
las piezas léxicas de una lengua con el fin de formar oraciones. Cada lengua
desarrolla sus propias normas sintácticas, permitiendo a sus usuarios el
intercambio en la comunicación a través del lenguaje.
Si atendemos a la dimensión
del contenido del lenguaje, el componente representativo es la Semántica,
disciplina que forma parte de la Lingüística y que se encarga del estudio del
significado de las palabras de una lengua. Dentro del componente semántico, el
léxico puede ser considerado como el conjunto de las palabras de dicha lengua.
Los componentes semánticos
son valores distintivos que nos ayudan a analizar el significado de las
palabras (Gallardo y Gallego, 1995) Estos componentes constituyen elementos
teóricos necesarios para el análisis semántico de una lengua.
El significado de una
palabra está constituido por un complejo de componentes semánticos
interrelacionados de forma lógica. En este sentido es importante tener en
cuenta que las palabras cuyo significado ofrece ciertos rasgos en común, forman
lo que se denomina un campo semántico, que, a su vez, puede ser
dividido en distintos subcampos.
Entre los fenómenos
semánticos más representativos cabe destacar la polisemia, la sinonimia y la
homonimia. A partir de la dimensión del uso del lenguaje podemos analizar otro
componente esencial del mismo: la Pragmática. La forma y el contenido del
lenguaje son insuficientes para explicar todas las dimensiones del mismo; por
este motivo, el componente pragmático analiza las situaciones en las que se usa
el lenguaje para comunicarse: quién es quien habla y qué es lo que dice. Para
realizar el análisis del uso del lenguaje es necesario tener en cuenta los
diversos aspectos extralingüísticos, especialmente el contexto situacional.
Adquisición y desarrollo de la comunicación y
del lenguaje
A nivel filogenético, la
gran diferencia entre el ser humano y el resto de especies animales está en la
capacidad para utilizar símbolos: el hombre es el único capaz de producir
y utilizar símbolos. Y esa capacidad no está relacionada exclusivamente con el
desarrollo neurológico, mucho más complejo en el hombre, sino también en
la interacción social, que ha dado lugar a que el ser humano pueda elaborar un
entorno cultural, que se convertirá en su medio habitual.
Cualquier
cultura depende del sistema de símbolos establecido para mantener la
comunicación entre los individuos que forman parte de la misma; constituyendo
la base para la transmisión de conocimientos adquiridos. En definitiva, sin
el símbolo no habría cultura.
La relación principal entre
la capacidad humana para la simbolización y el desarrollo del lenguaje, dentro
del proceso de hominización, se deriva del hecho de que el lenguaje articulado
es la forma más importante de expresión simbólica, si bien no es la única que
utiliza el ser humano, tal como señalan Gallardo y Gallego (1995).
A través del lenguaje
articulado el hombre ha podido acumular y transmitir los conocimientos
adquiridos, pasando de una generación a otra.
Es desde la perspectiva ontogenética desde
donde se aborda la adquisición y desarrollo de la comunicación y el lenguaje en
cada ser humano. Tal como ocurre con el estudio del lenguaje en cualquiera de
sus distintos aspectos, también cada marco teórico que sigamos va a ofrecernos
un modelo explicativo distinto. No obstante, se admiten a nivel general una
serie de datos explicativos, como por ejemplo que al nacer el ser humano
dispone de una base neurológica capaz de permitir la fonación, así como el
poder usar léxico y reglas semánticas. Asimismo, se admite, por parte de la
mayoría de especialistas, tal como señalan Gallardo y Gallego (1995), que la
adquisición y el desarrollo del lenguaje implica:
ü Aprender
a combinar fonemas, palabras y oraciones en secuencias comprensibles para los
demás.
ü Conocer
y compartir los significados elaborados socioculturalmente por una determinada
comunidad lingüística.
ü Acceder
al uso de las reglas gramaticales que estructuran convencionalmente las
relaciones entre forma y función en el lenguaje.
Asimismo, tal como destacan
Serón y Aguilar (1992), al analizar el desarrollo del lenguaje es fundamental
tener en cuenta tres aspectos básicos:
1. El aspecto formal: utilización
correcta de los signos y su correcta estructuración en unidades superiores.
2. Los aspectos semánticos: aquellos
procesos a través de los cuales las palabras van adquiriendo significado.
3. Los aspectos funcionales: uso del lenguaje
con el propósito de conseguir adaptarse e interactuar progresivamente en su
medio.
También podemos diferenciar,
siguiendo a la mayoría de los autores, dos grandes etapas en la
adquisición y desarrollo de la comunicación y el lenguaje: la etapa de la
comunicación prelingüística y la etapa de la comunicación lingüística.
Veamos detenidamente cada una de ellas:
a)
Etapa de la comunicación prelingüística
El bebé desde los primeros
momentos de su vida va progresivamente madurando las diferentes vías
sensoriales. Además, debemos tener en cuenta que desde que nace, el niño es un
ser activo que busca constantemente estímulos y organiza progresivamente la
información que va adquiriendo. A partir del establecimiento de los primeros
vínculos afectivos, basados en la satisfacción de sus necesidades primarias, el
bebé se enfrenta a una serie de rutinas comunicativas cargadas de
intencionalidad y significado, capaces de ir modulando la conducta propia y la
de los demás.
Los adultos, al interactuar
con el bebé, tienden a adecuar sus conductas a las que observan en él, dando
lugar a una interacción comunicativa que se conoce con el nombre de
“protoconversación” (Vila, 1992).
La realización de rutinas,
de contactos afectivos, dan lugar al comienzo de una comunicación basada en
gestos, articulaciones, movimientos generalizados, etc. , en gran parte con un
amplio sentido lúdico.
El niño, desde los primeros
meses de vida se acostumbra a reaccionar ante determinados patrones visuales o
auditivos, emitiendo diferentes respuestas que los adultos van interpretando;
constituyendo la comunicación no verbal de los primeros meses de vida.
La posterior maduración
biológica del bebé le permitirá incorporarse a nuevas situaciones interactivas,
tales como las relacionadas con el sostenimiento mutuo de la mirada. En estos
primeros meses de vida las interacciones comunicativas se caracterizan por una
importante asimetría entre los participantes, debido a que son los adultos los
que controlan y dirigen estos intercambios, adecuando sus conductas a las del
bebé; con el fin de que las conductas infantiles sean algo más que simples
respuestas biológicas, para que puedan pasar a ser controladas por el propio
niño, y, de esta forma, las pueda utilizar coma reguladoras de su conducta en
relación con los demás.
El bebé, poco a poco irá
aprendiendo formas de comunicación deícticas con objeto de poder expresar sus
deseos y que éstos puedan ser interpretados por los adultos de forma adecuada.
Durante los tres primeros
meses de vida, según destacados autores, como es el caso de Vila (1992), nos
encontramos en el bebé una habilidad comparable a la comunicación. El bebé
inicia la comunicación con el adulto: el desarrollo del lenguaje está
estrechamente ligado al proceso de socialización. En este sentido, no
debemos olvidar que el lenguaje es un instrumento desarrollado por el ser humano
con el fin de garantizar los intercambios sociales; es decir, está
diseñado para la comunicación.
A través de la simbiosis
afectiva que se establece entre el bebé y sus cuidadores surgen los rudimentos
de la conciencia. Esa simbiosis afectiva se va consolidando progresivamente,
favorecida por la comunicación inicial del bebé con el adulto a través de gestos,
expresiones faciales, sonrisas, etc. De forma progresiva, el niño va
respondiendo al habla de los adultos de manera más definida, como lo demuestran
acciones como volver la cabeza en la dirección en que oye hablar, la mirada
busca a la persona que habla, etc. En este sentido, la contribución al
desarrollo de la figura de apego es básica en esta etapa para la comunicación,
el desarrollo cognitivo, el desarrollo socioafectivo, etc.
Hacia los cuatro meses el bebé comienza a diversificar su
interés entre el mundo de los adultos y el mundo de los objetos, lo que produce
cambios importantes en la interacción niño-adulto, ya que los objetos pasan
también a formar parte de las actividades y de las interacciones sociales entre
ambos.
Entre los cuatro y los seis meses, la pareja adulto-bebé
empieza a diversificar sus juegos: el centro de interés pasa de estar centrado
en los propios cuerpos a dirigirse hacia temas externos. Las interacciones cada
vez son más complejas, lo que supone un progresivo dominio de las habilidades
comunicativas por parte del niño.
Hacia los seis meses el niño
comienza a emitir sonidos vocálicos y consonánticos cada vez más diferenciados,
que se enmarcan en emisiones de una sílaba. Repite sílabas con secuencias cada
vez más complejas. Es la etapa del balbuceo. Desde esta etapa, la lengua
materna ya imprime su influencia en la actividad vocal del niño, tal como
destacan Gallardo y Gallego (1995). Desde la perspectiva socio constructivista,
la etapa del balbuceo adquiere una función fundamental, ya que el niño se
entrena en la articulación del lenguaje con el fin de integrarse socialmente en
la familia, para comunicarse con su madre y/o padre, para adaptarse al medio.
Además, el balbuceo representa toda una fuente de estimulación, juego y
diversión.
El dominio de las
habilidades comunicativas lo va adquiriendo el niño en el ámbito de las
relaciones individuales en situaciones muy variadas. Así, entre los seis y los
doce meses aparecen gestos culturalmente determinados, además de gestos idiosincrásicos,
relevantes únicamente para la pareja adulto-niños. Se produce también una
diversificación muy destacada de las expresiones faciales; y la mirada se
convierte en uno de los procedimientos más importantes del niño para regular
sus intercambios comunicativos, tal como señala Vila (1992).
El lenguaje del niño es,
cada vez más, un reflejo del lenguaje que se habla en su entorno inmediato,
accediendo hacia los nueve o diez meses a la etapa de la ecolalia, referida a
las emisiones verbales del niño que van dando ya cabida a los sonidos de la
lengua que pronto empezará a hablar.
Entre los 9 y los 18 meses,
la mayoría de los niños emiten las primeras palabras, indicando el inicio de la
siguiente etapa en el desarrollo del lenguaje.
b) Etapa
de la comunicación lingüística
Podemos delimitar el inicio de esta nueva
etapa, siguiendo a Serón y Aguilar (1992), en el momento en que el niño
comienza a dar un significado permanente a determinados sonidos y a usarlos
para designar determinados conceptos.
Al principio de esta etapa
el niño imita frecuentemente las palabras oídas a los adultos, aunque su
riqueza de vocabulario aún es muy restringida. Inicialmente el niño utiliza una
palabra para referirse a una serie de objetos y/o acontecimientos que son
libremente asociados en su pensamiento.
Es importante resaltar que
entre el periodo prelingüístico y el lingüístico existe una continuidad
funcional, de manera que las primeras palabras, en general, se insertan en
situaciones interactivas cumpliendo las mismas funciones que los gestos a los
que sustituyen (Vila, 1992).
Durante esta etapa la
comprensión del lenguaje del adulto progresa de manera muy rápida. En realidad, el
lenguaje comprensivo va por delante del expresivo, ya que, aunque comprenden
una cantidad aceptable de palabras, únicamente expresan las que significan
objetos o acontecimientos que ellos pueden manipular. Además, debemos tener en
cuenta que los significados que los niños asignan a sus palabras son distintos
a las de los adultos; de tal manera que podemos observar tres características
en la asignación de significados que realizan los niños, según Serón y
Aguilar (1992):
1. La
concreción restrictiva con que usan determinados vocablos.
2. La sobre extensión, lo que
provoca que llamen con el mismo nombre a todos los objetos que se asemejen
funcionalmente.
3. El uso de referentes
prototípicos, formando el significado de las palabras con los ejemplos que más
características presentan dentro de una misma categoría.
Hacia los 18 meses el niño
produce ya palabras completas con significado, palabras que adquieren el
significado de palabra-frase, haciendo referencia al habla holofrástica.
También puede llegar a emitir frases de dos palabras, con una sintaxis propia,
dando lugar al denominado "estilo telegráfico". Según va utilizando
la palabra o las dos palabras en contextos diferentes y va viendo aprobado su
uso, el niño va generalizando su significado, comenzando a formar conceptos,
aunque debemos tener en cuenta que inicialmente las palabras tienen sólo un
significado muy concreto, estando muy ligadas al contexto en el que se
utilizan. La generalización se va a ir produciendo a partir del juego y de la
interacción en diversos contextos.
La riqueza del vocabulario
del niño comienza a aumentar considerablemente. A los veinte meses ya pasa de
las 100 palabras, a los 24 meses llega a las 300 y a cerca de 1000 al llegar a
los 3 años. De los 3 a los 5 años adquiere un notable desarrollo del
vocabulario y de un gran número de partículas relacionantes, lo que le
facilita la elaboración lógica de su discurso. El niño aumenta su vocabulario a
partir de la necesidad de nombrar la realidad que le rodea en los diferentes
contextos en los que participa o a partir de la necesidad de expresar sus
intenciones en dichos contextos. Estamos ante una fase de auténtica
explosión lingüística, coincidiendo con una importante fase de maduración
neurológica. Al mismo tiempo, el niño cada vez comprende mejor el carácter
instrumental del lenguaje.
Dentro del desarrollo
fonológico, Serón y Aguilar (1992), distinguen dos características básicas: el
punto y el modo de articulación. El punto de articulación señala los órganos
que intervienen y el punto de contacto. El modo de articulación hace referencia
a la forma de entrar en contacto (de forma explosiva, vibrando, fricando,
etc.). Los sonidos que emite el niño van desde los gritos con los que expresa
sus necesidades primarias, hasta las voces inarticuladas y articuladas. El desarrollo semántico o adquisición del
significado representa un complejo entramado de estudio, debido a que el niño
adquiere las estructuras semánticas a partir de las sintácticas. Para el niño,
el léxico y la semántica se dan unidos: se construye a partir de los nombres
dados a objetos concretos y de su entorno, sin tener que guardar relación con
los significados de los adultos, tal como señala Nelson (1988).
Según Dore (1974), los
aspectos funcionales son la base de la evolución del lenguaje, destacando la
interacción constante entre forma y función. Serón y Aguilar (1992) destacan
las siguientes funciones comunicativas básicas: Función reguladora del
lenguaje: el hablante se comunica y expresa deseos a realiza alguna acción; Función
declarativa: mediante ella el hablante puede intercambiar la información; y Función
interrogativa o heurística: el sujeto puede así investigar la realidad que le
rodea, el conocimiento del mundo. En términos generales puede afirmarse que hacia
los 4 años el lenguaje del niño está bien establecido, si bien aún muestra
desviaciones de la norma del lenguaje adulto.
Desarrollo de la comunicación y del lenguaje
y desarrollo cognitivo
Las relaciones entre el
lenguaje y el pensamiento constituyen uno de los ejes centrales de debate y de
investigación entre los distintos especialistas de estos campos de estudio, y
de forma especial entre los psicolingüístas, los psicólogos, los neurofisiólogos,
los lingüistas y los filósofos.
La característica principal
de los distintos modelos explicativos es la heterogeneidad de los mismos:
mientras que para unos modelos destacan la primacía de lo lingüístico sobre lo
cognitivo, para otros es todo lo contrario; y, como no podía ser menos, para
otros modelos lo importante es la interacción entre ambos. Veamos las
principales aportaciones de cada uno de estos modelos.
a) Modelos que priman lo lingüístico sobre lo
cognitivo. Para estos modelos la adquisición del lenguaje depende, básicamente,
de factores estrictamente lingüísticos. Por lo tanto, el desarrollo cognitivo
anterior a la adquisición del lenguaje es escasamente determinante en la
selección de las estructuras que marcan las diferentes y sucesivas etapas del
desarrollo del lenguaje. Desde esta perspectiva teórica, o bien se reconoce un
desarrollo cognitivo diferente del desarrollo lingüístico, o bien se subordina
el desarrollo cognitivo al desarrollo lingüístico desde el momento en que el
sujeto adquiere el lenguaje. Según los principales representantes de esta
perspectiva teórica (Wharf, 1955; Saussure, 1961; Chomsky, 1969; McNeill,
1970), el lenguaje es el primer dato que orienta toda la organización de
nuestra percepción y de nuestro pensamiento, determinando, asimismo, nuestra
propia percepción del mundo, tanto físico como social. En definitiva, la lengua
modela el pensamiento, según esta corriente.
b) Modelos que priman lo cognitivo sobre
el lenguaje. Según esta perspectiva teórica, las funciones cognitivas
prevalecen sobre el desarrollo lingüístico, del que únicamente es un aspecto de
la función simbólica (aunque, eso sí, el más importante). El lenguaje, por
sí mismo, no produce el progreso cognitivo. Todo lo contrario: únicamente
es utilizable en su plenitud cuando el sujeto ha desarrollado suficientemente
sus capacidades cognitivas. Incluso en las etapas finales del desarrollo
cognitivo, tal como señala uno de los autores más representativos de este
enfoque teórico, Piaget, es una condición necesaria, pero no suficiente.
Este mismo autor siempre sostuvo la tesis de la primacía de lo cognitivo y de
la subordinación del lenguaje al pensamiento. El niño realiza imitaciones
diferidas antes de la propia adquisición del lenguaje, demostrando la emergencia
de la función simbólica. Ésta es un producto de la evolución psicológica del
niño, y es la que permite la adquisición del lenguaje, que no es sino un
producto social, y que constituye la ejecución más elevada de la función
simbólica. El lenguaje, una vez adquirido, según Piaget, va a servir para el
desarrollo cognitivo. Así, por ejemplo, en el estadio de las operaciones
formales, el instrumento lingüístico es necesario para la lógica de las
proposiciones, pero no lo engendra.
c) Modelo que consideran la interacción
entre lo cognitivo y lo lingüístico. Según este enfoque teórico, desde que se
adquiere el lenguaje, desarrollo cognitivo y desarrollo lingüístico están
estrechamente unidos, por lo que es absurdo plantear la especificidad de uno u
otro, tal como sostienen autores como Vygotski o Bruner. La evolución del lenguaje sigue un claro
paralelismo con la evolución de lo cognitivo, siendo uno de los argumentos más
sólidos para este enfoque teórico.
Según
Vygotski, el lenguaje surge primero como medio de comunicación entre el niño y
los demás, para después convertirse en lenguaje interior que permite el
desarrollo cognitivo a través de la transformación de las distintas funciones
mentales (Ley de la doble formación de los procesos psicológicos superiores).
Por su parte, Bruner concibe el lenguaje como un agente del
desarrollo cognitivo, como el amplificador más potente de las capacidades
humanas; además de constituir el agente fundamental en la transmisión cultural
de dichas capacidades. Según este autor, una vez que el niño ha alcanzado
un determinado desarrollo cognitivo, el pensamiento se acomoda al lenguaje,
posibilitando que lleguemos a niveles más elevados de pensamiento.
Desarrollo de la comunicación y del lenguaje
y desarrollo social y afectivo
A través de las sucesivas
etapas del desarrollo del lenguaje, un factor fundamental va a ser el rol
del adulto (generalmente la madre o/y el padre) que establece un tipo especial
de relación con el niño desde su nacimiento. Esta relación especial, denominada
“apego” hace referencia al lazo afectivo que una persona
establece entre ella misma y el otro, impulsándoles a estar juntos en el
espacio y en el tiempo. Esta tendencia a permanecer juntos, tal como destaca
Pardal (1995), les permite comunicarse y establecer un contacto físico
frecuente. Esta figura desarrolla respecto al bebé unos comportamientos
específicos que favorecen su desarrollo cognitivo y del lenguaje. Tanto durante
la etapa prelingüística como durante la etapa lingüística la figura del
apego desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la comunicación y
el lenguaje. El apego supone también la construcción de un modelo mental de la
relación con la(s) figura(s) de apego.
Según Ajuriaguerra (1977),
la importancia de la afectividad deriva del hecho de ser considerada como
el punto de inicio del desarrollo del lenguaje infantil. Además, su carencia
provoca que el niño no aprenda a hablar y que detenga su desarrollo normal. La
imitación, conducta que el niño estable, inicialmente, en su interacción con la
figura de apego, juega un papel preponderante en el desarrollo del
lenguaje. Junto con la imitación, el procedimiento de aprendizaje más utilizado
por el niño es el ensayo-error. En esta fase, el refuerzo social de
la figura de apego va a ser determinante; además de servir de modelo de
manera constante. Este refuerzo social, afectivo, continuado, es una estrategia
educativa universalmente utilizada por las figuras de apego. Para la
adquisición y el desarrollo del lenguaje, además de los factores individuales
(desarrollo neurológico, motórico, sensorial, cognitivo, etc.); también es
necesaria la comunicación, la interacción con el medio, con el entorno social.
En este sentido, parece ampliamente demostrado que determinados
ambientes familiares ofrecen mayores oportunidades que otros para el
aprendizaje del lenguaje. Así, Bernstein (1971, 1973} distingue entre
"lenguaje restringido" (propio de ambientes familiares con escasa
interacción y escasos recursos culturales) y "lenguaje elaborado"
(propio de las clases sociales más favorecidas).
CONCLUSIONES
La complejidad que supone el
estudio de la comunicación y el lenguaje, su adquisición y desarrollo, así como
su relación con el desarrollo del pensamiento, afectivo y social, se puede
apreciar al comprobar la diversidad de enfoques teóricos explicativos que aun
hoy coexisten, determinando la orientación que el especialista en audición y
lenguaje debe seguir, tanto en su tarea de evaluación como de intervención en
alteraciones del lenguaje. A lo largo del tema hemos constatado cómo la
comunicación puede ser entendida como la capacidad para realizar conductas intencionadas
y significativas, pudiendo así interactuar con otras conductas ajenas. Se trata
de una capacidad no exclusiva del ser humano. Sin embargo, el lenguaje sí
constituye una capacidad exclusiva del hombre, además del pensamiento
conceptual. El lenguaje, entendido como el medio de comunicación más
sofisticado de los seres humanos, está formado por un sistema de signos arbitrarios
codificados que le permiten al hombre la representación de la realidad en
ausencia de ésta. Se trata de un sistema de implantación social, que
únicamente se aprende a través de la interacción social. Pero la función
comunicativa no es la única del lenguaje humano, sino se pueden distinguir
otras muchas, como la instrumental, la heurística, la reguladora, la personal,
etc.
La adquisición y el
desarrollo del lenguaje se inicia con la maduración que en el niño se produce
de sus vías sensoriales, la maduración neurológica, además del establecimiento
de los primeros vínculos afectivos, formalizando una relación de apego con
el adulto encargado de sus cuidados que se convierte en trascendental para el
desarrollo global del niño, y para el desarrollo concreto del lenguaje. Estos
contactos afectivos, de carácter inicialmente lúdico, proporcionan el inicio de
la comunicación, primeramente no verbal, facilitando el desarrollo de los
prerrequisitos necesarios para la posterior adquisición del lenguaje. En este
sentido, debemos volver a destacar la importancia del entorno
familiar y educativo en dicha adquisición, ya que el desarrollo del niño no es
posible sin el contacto con los demás, sin el estímulo y la orientación del
adulto, que actúa como modelo. Por último, debemos señalar la importancia
de conocer las diferentes etapas del desarrollo y adquisición del lenguaje para
un mejor conocimiento del mismo y de las posibles alteraciones y/o retrasos
significativos que se puedan producir y que, por tanto, puedan suponer la
necesidad de intervención del especialista en audición y lenguaje.
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